domingo, 12 de octubre de 2014

Como si quisiera


Estaba rodeada de mujeres de voces melódicas y narices orgullosas. 
Él raspaba con el sonido de su voz. Y yo conocía su tacto mucho antes de rozarle, tenía aquel tipo de piel curtida de sol y salitre, ligeramente suelta, como si quisiera despegarse de sí mismo, y asombrosamente suave por la edad. Sabía incluso el olor que desprendía, una mezcla de roble con azúcar y cenizas. Lo conocía muy bien, lo había olido en varios cuerpos antes de aquel momento. Y él probablemente lo intuía. Su sonrisa se proyectaba sala a través, me acariciaba las piernas. Su sonrisa se acercaba a mis piernas y el sonido de su voz me raspaba. Crucé las piernas, giré la cara. Aún no era el momento. Él no lo entendería todavía.

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