lunes, 8 de junio de 2009

Ironías de una planta

Me diste una semilla y dijiste:

haz con ella lo que te venga en gana.

Y lo primero que hice

fue ir a ver a mi prima Ana,

sí, la misma que vive exiliada

en una isla naturista.

No sé si fue el oleaje

o el calor que se pegaba

a cada poro de mi piel,

pero estuve unas semanas

sin parar de devolver.

Han pasado varios meses

y aún conservo tu ironía

en un saquito de tela

que guardo bajo mi almohada.

Porque aunque Ana

me explicó lo que quería,

no hacía falta...

Solo me bastó escuchar el nombre.

Quedan unos días

para que nazca la niña,

y se llamará María.

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